"Los hijos de Israel acamparán cada uno a su bandera, bajo las enseñas de las casas de sus padres; alrededor del tabernáculo de reunión acamparán" (Números 2:2).
El pueblo de Dios debe aprender a marchar en orden y con disciplina si desea llegar a Canaán. Todo lo que Dios hizo en el desierto para con su pueblo, tenía el propósito de prepararlos para morar en la tierra prometida, Canaán. Y es que no podemos pretender morar en un lugar de orden si somos desordenados.
"La multitud que salió de Egipto ya se había convertido en un ejército disciplinado en marcha, con sus miembros agrupados según tribus, clanes y familias. Los cap. 1 y 2 nos hablan de las dimensiones y la disciplina israelita. El centro de atención era el tabernáculo, el lugar de morada de Dios. Jehová estaba en medio de ellos (Deut.4:7; 23:14; Sal.78:52,53; cf. Rom.8:31)" (CBA, p. 1:846).
Lo mismo para las iglesias. Elena G. de White destaca: "Al Señor no le agrada la actual falta de orden y exactitud entre los que manejan negocios relacionados con su obra" (Obreros evangélicos, p. 475). ¿Podía el pueblo ir a Canaán en un abrir y cerrar de ojos por el poder de Dios? Claro que sí, pero Dios quiere que sus hijos aprendan a vivir en la tierra como vivirán en el cielo, y esto, también tiene que ver con orden.
Dios te bendiga!
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