"Como lo mandó Jehová por medio de Moisés fueron contados, cada uno según su oficio y según su cargo; los cuales contó él, como le fue mandado" (Números 4:49).
No todos podían trabajar directamente en el Santuario de Dios. Ese privilegio solo lo tenían los levitas mayores de 30 y menores de 50 años. Cada levita tenía funciones y limitaciones (sería bueno considerar cuán importante es saber qué puedo hacer y qué no). Y es que para trabajar en el ministerio se necesita: Llamado, obediencia, madurez y vigor.
Los coatitas, gersonitas y meraritas, tenían cada uno de ellos, responsabilidades y privilegios definidos. Cada uno hacía la parte que le correspondía. Algunos trabajaban en el el santuario, otros con las cortinas y otros, con las estructuras. Nadie se sentía mal. Nadie era menos ni más.
Fuimos llamados por Dios para un trabajo especial, es un privilegio enorme que demanda responsabilidades aún mayores. ¡Cumple tu ministerio! (2 Tim.4:5).
¡Grandes bendiciones!
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