lunes, 23 de septiembre de 2024

LA ORACIÓN INTERCESORA NO ES UNA OPCIÓN, ES UNA NECESIDAD - LUCAS 11:1-8



Los discípulos aprendían cada día del ejemplo de Jesús. Y una de las cosas que ellos aprendieron del Maestro fue orar. ¿Acaso los discípulos no sabían orar? Los discípulos como buenos judíos oraban, pero no encontraban en la oración, el disfrute que veían en Cristo.


Cuando Jesús se levantaba a orar muy de mañana, antes de que el sol haga su salida portentosa, se le notaba un rostro feliz, de alegría y no un rostro demacrado e irritado. Esto le llevó a sus discípulos a pedirle que les enseñe a orar (v.1). En Cristo aprenderían que orar no es rezar, no es repetir vanamente frases aprendidas, sino que es conversar con Dios como con un amigo (El camino a Cristo, p. 92).


Sin embargo, hay una oración especial que no es opcional en el gran conflicto sino que es más que necesario, se trata de la oración intercesora. 


LA ORACIÓN Y LA MISIÓN 

La oración intercesora es la oración por otros. Así de simple. No oramos por nosotros, sino por los demás, por alguien específicamente. Y la oración intercesora es poderosa no por la oración en sí, sino que radica en Dios quien escucha y responde. Jesús dijo: "Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye" (1 Juan 5:14). La palabra confianza significa "fuerte seguridad".


Transmite un sentido de certeza. La confianza es lo opuesto a la duda o la incertidumbre. Nota que nuestra confianza no está en nuestras oraciones; está en Dios, quien responde a nuestras oraciones. La promesa de Dios de contestar la oración no está sin condiciones.


Mark Finley refiere que "La oración intercesora hace una diferencia. Cuando oramos solos, Dios responde a nuestras oraciones, pero cuando oramos juntos por otros, hay un "poder mayor". La iglesia primitiva experimentó este poder cuando oraron juntos en el aposento alto (Hech. 1:13, 14)" (Amistades para Dios, p. 46). Definitivamente la oración intercesora es de vital importancia en la vida del adventista ganador de almas.


INTERCEDIENDO POR MI AMIGO NO CREYENTE ANTE DIOS

En este capítulo, Lucas registra una parábola interesante y extraña (Lucas 11:5-8). En donde se muestran tres amigos (1) el amigo inoportuno; (2) el amigo que intercede; (3) y el amigo que atiende.


El primer amigo de la parábola es el que necesita pan, es el inoportuno. El pan aquí puede representar las necesidades materiales (Lucas 11:3), espirituales (Juan 6:35 ) o de otra naturaleza de tu amigo no creyente. 


El segundo amigo de la parábola contada por Cristo es el amigo que intercede. Pero ten en cuenta que este amigo no solo intercede, sino que actúa; es decir, que él pide en favor de su amigo con vehemente insistencia. Después de todo, su amigo necesita ser auxiliado (necesita pan). Al final, su persistencia es recompensada, su intercesión es atendida y sus deseos se cumplen. Ese pedir con vehemente insistencia representa la oración intercesora de un misionero, de alguien que pide por su amigo no creyente al Padre Celestial.


El tercer amigo de la parábola es el amigo que atiende o "vecino egoísta" y no representa el carácter de Cristo. El hombre “egoísta” simplemente responde a una petición urgente con el único objetivo de deshacerse de alguien que perturba su casa. Sin embargo, es ya es una parábola, pues Dios se complace en dar siempre. Él está lleno de compasión y anhela satisfacer las peticiones de los que van a él por fe. Nos da para que sirvamos a los demás, y de este modo, nos asemejamos a él.


Dios el Padre no es como aquel vecino egoísta, pues nunca duerme, nunca está impaciente o enojado, es siempre generoso y está dispuesto a satisfacer las necesidades de sus hijos. 


El amigo en la puerta tuvo que seguir presionando con el fin de conseguir lo que quería, pero Dios responde con prontitud a sus hijos cuando claman. Ahora bien, si un mal vecino (Lucas 11:13), cansado y egoísta acaba supliendo las necesidades de un amigo inoportuno, ¿cómo no supliría nuestro Padre celestial amoroso las necesidades de sus propios hijos? 


En esta parábola podemos ver la importancia de la intercesión. ¡Intercedamos! Un verdadero adventista necesita interceder por aquel a quien llevará el evangelio de Cristo. 


¿Estás orando por tu amigo, vecino o familiar con el objetivo de que Dios obre en su vida a fin de que pueda aceptar a Cristo? Si deseamos ganar a nuestros amigos, vecinos y familiares, necesitamos interceder por ellos.


Feliz día.


Pr. Heyssen Cordero Maraví 


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