viernes, 20 de septiembre de 2024

PASOS PARA EXPERIMENTAR UN MILAGRO DE DIOS - LUCAS 8: 40-56



La Biblia narra la historia de Jairo, un dirigente principal de la sinagoga que se postró a los pies de Jesús porque necesitaba un milagro en la vida de su hija, una niña de doce años. Lucas no especifica la enfermedad de la niña, pero el texto refiere que estaba “agonizando”, es decir, estaba muriéndose lentamente. 


Esta situación explica cómo es que un dirigente principal de la sinagoga judía se postra ante un maestro tan cuestionado por sus colegas, y muy probablemente por él mismo. Jairo tuvo que dejar su orgullo, la vergüenza y el qué dirán de la gente con el objetivo de que Jesús, su única esperanza, haga un milagro de sanación en su hija. Imagino a Jairo llevando a su hija a los médicos, hospitales, y solo para que le digan que no hay cura, no hay solución para el mal que aqueja su hija. Triste situación. 


Así es la vida. Tú puedes tener dinero, fama, un buen trabajo, reputación y los más selectos contactos y relaciones de amistad, pero cuando un día la enfermedad llega a tu casa para lastimar a tus seres amados, tú no te imaginas qué estarías dispuesto a hacer con tal de que acontezca un milagro. Eso pasó con Jairo que habiendo agotado todos sus recursos, habiendo visitado los mejores médicos y hospitales de su tiempo, fue en busca de Jesús con su única y última opción. A continuación dos lecciones importantes:


1. Los problemas, enfermedades y la muerte nos unen a todos los seres humanos. Tanto ricos como pobres, educados e ignorantes, nacionales y extranjeros, todos los seres humanos vamos a experimentar en menor o menor grado problemas, enfermedades y la muerte. Nadie puede decir: “yo no me enfermaré porque soy rico”. O “yo no moriré porque soy empresario”. Todos somos iguales ante estos tres puntos descritos.


2. Los problemas, enfermedades y la muertes tienen solución en Cristo. Jesús calmó la tempestad (Lucas 8:22-25), sanó a un endemoniado (Lucas 8:26-39), curó a una mujer desahuciada por años (Lucas 8:43-48), y resucitará a la hija de Jairo (Lucas 8:49-56). No hay ningún problema que Dios no pueda solucionar. 


De manera interesante, al igual que en el hijo de la viuda de Naín, Jesús resucitó a la hija de Jairo. Lucas nos muestra en dos seguidos cómo es que el que tuvo para resucitar al hijo de una viuda pobre (Lucas 7), también tiene poder para resucitar a la hija de un hombre importante. ¡El evangelio de Cristo es para todos!


Un detalle importante a considerar es la actitud de Jairo para recibir el milagro de Dios en la vida de su hija. Esto configuraría el requisito o pasos para que alguien vea un milagro de Dios:


1. Jairo se postró a Jesús (v.41). Tenemos que reconocer que Dios puede hacer posible lo imposible.


2. Jairo quería que Jesús entre a su casa (v.42). 

Jesús no tiene que ser un invitado más, alguien que luego se irá, no. Jesús tiene que morar, vivir en tu casa para que sea él dueño de tu casa y la administre.


3. Jairo tenía que entender que los tiempos de Dios son perfectos (v.49). Cuando estaban yendo a la casa de Jairo, Jesús es “interrumpido” por una mujer que estaba enferma hacía 12 años (la misma edad de la hija de Jairo). Y Jesús se detiene para conocer y conversar con la mujer. Podemos imaginar cómo estaba Jairo. Su hija estaba enferma, agonizando, y Jesús tratando de conversar y felicitar a una mujer adulta que estaba enferma tantos años (¿no podía esperar un día más o unas horas más?). Jairo se desesperaba, pero tenía que aprender que los tiempos del hombre son imperfectos. 


4. Jairo tenía que entender que era necesario seguir a Jesús (v.51). Al principio Jairo le dio los pasos para que Jesús haga. ¿Quién era Jairo para decirle a Jesús cómo tenía que hacer las cosas? Jairo quería que Jesús haga las cosas según su indicación, claro, Jairo estaba acostumbrado a mandar porque era un jefe, “un principal de la Sinagoga”. Sin embargo, Jairo llegó a entender con lágrimas que la vida cristiana consiste en SEGUIR A JESÚS. Y seguir a Jesús es caminar detrás de Él, dejar que Jesús haga su voluntad, seguir a Jesús es OBEDECER todo lo que Dios nos ha mandado. 


5. Jairo vio el milagro, cuando entendió que Jesús sabía lo que hacía (v.50). En medio del alboroto, Jesús hablando con la mujer sanada, llegan personas cercanas a Jairo solo para decirle que “ya es tarde”, pues la niña ha muerto. Jairo empieza a llorar naturalmente y a pensar en que todo está perdido, no hay solución, su hija murió. Y es ahí donde Jesús le dice: “tranquilo, tu hija duerme”. Jesús va a la casa y la resucita. 


Jairo esperaba un milagro de sanación, y Dios le dio un milagro mayor. Jesús resucitó a la hija de Jairo. A veces las cosas no serán como quisiéramos o como nos imaginamos. Dios tiene sus formas y tiempos, solo debemos creer y confiar. Pero sobre todo, aprender a Seguir a JESÚS.


Feliz día.


Pr. Heyssen Cordero Maraví 


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