domingo, 3 de octubre de 2021

“COLECTA PARA JERUSALÉN” PORQUE AYUDAR HACE BIEN - 2 CORINTIOS 9

La iglesia de Jerusalén, “los santos”, estaba pasando por necesidades muy grandes. Habían pobres viudas, y más gente necesitada. Pablo, sabiendo la situación de los hermanos de Jerusalén, se propuso desde 1 Corintios 16 hacer una colecta. Y así fue. 


En 2 Corintios 8 se refiere al ejemplo de los cristianos de Macedonia, y ahora, en el capítulo 9 hará un llamado particular a dar ayuda económica para los hermanos pobres y necesitados de Jerusalén. 


Generalmente, los cristianos han sobresalido en estos esfuerzos de ministerio práctico. Por ejemplo, ¿por qué crees que la Cruz Roja se llama la Cruz Roja? Comenzó como una organización cristiana. Sin embargo, sin ir muy lejos, la iglesia adventista tienen cada año este desafío, a través de ADRA: Agencia Adventista para el Desarrollo y Recursos Asistenciales (véase https://www.adra.org.pe). Cada año la hermandad hace una colecta para ayudar a los afectados por desastres naturales, los menos favorecidos, y necesitados por razones diversas. En fin, el Espíritu cristiano lleva a la acción de dar, de ayudar al prójimo porque “ayudar hace bien”.


Pues bien, esa era la situación que motivó a Pablo a escribirle a los hermanos de la iglesia de Corinto. Pablo ya les dijo que otros (los Macedonios) han dado muy alegremente. Y con ese precedente, los cristianos de Corinto no serán la excepción. Al contrario, Pablo ni siquiera debería estar pidiéndoles (2 Corintios 9:2) porque ellos estarán preparados cuando pase la colecta por ahí. Sin embargo, “por si acaso”, enviará a los hermanos para recoger las donaciones, de modo que estén preparados (2 Corintios 9:3, 4). Así, después de mostrarles la importancia de dar a través de un fenómeno natural como la agricultura de quien siembra más cosechará más, y quien siembra menos cosechará menos, Pablo escribe:


“Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre” (2 Corintios 9:7).


Cada Cristiano debiera ser un dador. Debido a los escasos recursos, algunos no pueden dar mucho, pero aún es importante que ellos den, y que den con el tipo de corazón correcto.


El dar debe estar motivado por el propósito de nuestro propio corazón. Nunca debe de ser forzado o manipulado. Debemos de dar porque queremos dar y porque Dios puso en nuestro corazón el dar.


Esto también se puede decir en el sentido de que nuestro dar revela lo que se propuso en [nuestro] corazón. Si decimos que amamos al Señor más que la ropa o la tecnología, pero nos gastamos todo nuestro dinero en ropa o tecnología y no le damos como debiéramos dar para la obra del Señor, entonces, la manera en la que gastamos nuestro dinero muestra lo que se propuso en nuestro corazón de una manera más precisa que lo que hicieron las palabras. Jesús lo dijo de una manera sencilla: Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón (Mateo 6:21).


Dios no quiere que nuestra dar sea con tristeza (de mala gana, dar con pesar, con muchas quejas) o por necesidad (el dar porque alguien nos ha obligado o manipulado a dar). En lugar de dar con tristeza o por necesidad, Dios quiere que demos de una manera alegre. La antigua palabra griega para alegre (hilaros, es utilizada únicamente aquí en el Nuevo Testamento) es la raíz para la palabra en Español de hilarante. Dios quiere que demos de una manera feliz, porque así es cómo Dios mismo da.


En Hechos 5, Ananías y Safira están como ejemplo de dar por razones equivocadas, no debido a un corazón alegre. Debe ser una ofrenda hilarante, dar del corazón, debido a que amas dar, no debido a que estás atado a dar. Dios es el máximo dador alegre. Él se deleita en darnos. No es difícil el sugerir que Dios se deleita en el dador alegre. Él mismo es tal dador, y desea ver tal característica restaurada entre aquello que fueron creados a su imagen. ¿Amén?


El mundo estaba en miseria, vivíamos sin esperanza. Estábamos perdidos. Pobres, ciegos y desnudos, y Dios vino a este mundo, ¿cómo? A través de su hijo Jesús. Dios envió a su único hijo para morir por cada uno de nosotros a fin de que tengamos salvación si creemos en Él (Juan 3:16). ¿Qué ejemplo más grande de desprendimiento? Únete para ayudar a los pobres, a los más necesitados una vez al año en la colecta de ADRA. Sin embargo, cada día puedes hacerlo de manera particular. ¡Hay tanto por hacer!


Feliz día.


Pr. Heyssen Cordero Maraví 


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