jueves, 7 de octubre de 2021

EL “AGUIJÓN” EN EL MINISTERIO DE PABLO - 2 CORINTIOS 12:7


¿Qué era el aguijón o espina del apóstol Pablo? Nadie los sabe a ciencia cierta. Algunos sugieren que se trató de alguna enfermedad o problema relacionado con la vista. ¿Cataratas, miopía, astigmatismo o muy probablemente un glaucoma? No se puede afirmar exactamente. Sin embargo, en las mismas palabras de Pablo: “me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee” (2 Corintios 12:7). Satanás era el causante. 


Según los comentaristas, este “aguijón”, “estaca puntiaguda”, “espina o astilla” era una manera de explicar el dolor que le causada muy probablemente en la vista. Cuando Pablo, el día de su conversión en el camino a Damasco, vio el resplandor de la gloria de Dios quedó ciego”, y fue Ananías, enviado por Dios quien le “curó”: “cayeron de sus ojos como unas escamas, y recobró la vista; y se levantó y fue bautizado” (Hechos 9:18). Tal parece que desde aquel día Pablo no quedó igual.


No obstante, Pablo, tiene bien claro el porqué Dios no le quitó el aguijón, siendo que él le había pedido en oraciones y suplicas muchas veces eso:


“respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo” (2 Corintios 12:8, 9).


¿Quien más sino Dios, quien conocía muy bien el corazón de Pablo para permitir que ese “aguijón” siguiera en el cuerpo de Pablo? Dios conocía bien a Pablo. Pablo era un hombre lleno de dones y talentos. Una capacidad intelectual y preparación sin comparación. Era un hombre de tantas virtudes y de un carácter singular que podrían haberlo hecho perder, por el orgullo natural que podía crecer cada día. Esta es la razón por la que, según el mismo Pablo, Dios le dijo: “Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad”. En esta declaración radica la victoria del Cristiano, no en mis fuerzas, en mis capacidades, por más buenas que sean, sino en la gracia de Dios, en el poder de Dios.


Dios es amor. Dios conoce todo de nosotros. Y es por ese amor grande por nosotros que muchas veces permite que caigamos en cama, porque solo así seremos capaz de mirar al cielo, de buscarlo en oración para pedir socorro. Pablo entendía muy bien eso, sabía que el “dolor”, no lo causaba Dios, Pablo sabía que ese “aguijón” era por obra del enemigo, de Satanás; empero sabía también que Dios permitía eso, por una sola y única razón: salvarlo del orgullo y perfeccionarlo en Su gracia.


Satanás puso el aguijón en los ojos de Pablo como una estaca para impedir el cumplimiento fiel de la misión de Pablo, quizás para que reniegue de Dios. Pero Dios permitió que ese aguijón esté ahí, para perfeccionar a Pablo en su debilidad. Dios tiene sus caminos, caminos extraños, pero siempre de bondad y de paz (Jeremías 29:11).


Dios te bendiga.


Pr. Heyssen Cordero Maraví 


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