“Y me seréis varones santos” (Éxodo 22:31).
Es muy probable que al leer el capítulo de hoy, y ver tantas las leyes que abarcan tantos aspectos de la vida, puedas pensar: “¿por qué tanto?” ¿cuál fue el propósito de todas estas leyes detalladas? Pues bien, ayer vimos que uno de los propósitos era el de que podamos ser personas positivas en un mundo negativo, que podemos ser luz en este mundo de oscuridad.
No obstante, el segundo propósito se ve reflejado en el inicio del versículo 31: “Y me seréis varones santos” (Éxodo 22:31). Dios es Santo y quiere que sus hijos, su pueblo, también sean santos. Es por ello que da detalles específicos de casos, y de situaciones en donde el israelita debía diferenciarse de los demás. Se espera que el hijo de Dios sea santo no solo en la iglesia sino en todos los aspectos de su vida. Así por ejemplo: santidad en la sexualidad, santidad en la adoración a Dios (v.16-20). Pero no solo eso, sino que también abarcaba una santidad con componentes sociales: Dios ordenó a Su pueblo tratar bien a los débiles – “al extranjero” (v.21), a la “viuda” y al “huérfano” (v.22-24), y al “pobre” (v.25-27). Él se manifiesta como defensor de ellos, porque es misericordioso (v.27b). Si alguien afligiera a una persona indefensa, provocaría la ira de Dios (v.23-24) – aun si sólo fuese culpable de hacer a la persona pasar una noche de frío (v.26-27).
Dios no toleraba la falta de respeto a las autoridades (v.28), porque ellas lo representaban a Él. Es interesante notar que la palabra en hebreo, traducida “jueces”, es ‘elohim’, que normalmente significa ‘Dios’. El término hebreo significa ‘los fuertes’, y aquí se usa para hablar de los dirigentes de la nación (ver Sal 82:1, 6). Además de ser santo, Dios es justo. Él defiende a los débiles de la sociedad (v.22-27), como también a los ‘fuertes’ (v.28).
Finalmente, hay que notar que la santidad en la vida se extiende hasta los diezmos y las ofrendas (v.29-30). No hay que demorar en darle a Dios lo que Él pide (v.29), ni negarle lo que es Su derecho (v.29). ¡Hasta los animales tenían que ser ‘santos’, dando a Dios lo que le corresponde (v.30)!
Hoy es un nuevo dia, ¿cómo anda nuestra vida de santidad? Recordemos la exhortación de Pedro, cuando dijo: “como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir” (1 Ped 1:15). Definitivamente necesitamos entender que la santidad no es solo en el sábado, en los diezmos, en la alimentación, no. La Santidad que Dios pide y espera de ti y de mí, es integral, completa, total. ¿Amén?
¡Que Dios te bendiga!
Pr. Heyssen Cordero Maraví
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