miércoles, 17 de enero de 2024

LA PROFECÍA MÁS IMPACTANTE DEL ANTIGUO TESTAMENTO - ISAÍAS 53



El capítulo 53 de Isaías es una de las profecías más conocidas del Antiguo Testamento. En ella, el profeta Isaías describe el sufrimiento y la muerte del Mesías, que vendría a salvar a su pueblo del pecado. 


El pueblo de Dios del Antiguo Testamento, entendía que algún día vendría el Mesías, desde Génesis hasta Malaquías, la esperanza de un salvador estaba presente en cada libro (o rollo) de los mensajes de Dios. Sin embargo, las penurias a causa de Asiria, las desgracias en las deportaciones a Babilonia, y su vida triste en el exilio, les hicieron anhelar con más pasión la venida del Mesías libertador. Un Mesías davídico, es decir, fuerte y valiente, con huestes multitudinarias que libertaría al pueblo esclavizado y oprimido en Egipto, en Babilonia, de igual modo por los medo-persas , los griegos, y los romanos.


Israel y Judá, tenían siempre la idea de que el Mesías venía en poder y gloria militar. Vengaría a su pueblo de sus enemigos. No obstante, cuando llegaban y leían Isaías 53, muchos de ellos no entendían, o no querían entender lo que claramente decía el texto. El texto hablaba del Mesías prometido, pero era tan diferente al Mesías que ellos creían que necesitaban. Ellos creían que necesitaban a un “Guerrero valiente que los libre de la opresión enemiga”. Sin embargo, el Mesías descrito en Isaías 53 describe a un siervo sufriente.


Así es el ser humano, a veces anhela lo que no necesita. Israel anhelaba un libertador físico, pero ellos en realidad necesitaban, un salvador espiritual. Un salvador que les de esperanza y paz. ¿Cuántas veces hemos anhelado que  nuestras las deudas económicas se paguen, cuando en realidad necesitamos que se pague nuestra deuda del pecado? Anhelamos más dinero cuando necesitamos más de Jesús.


Este capítulo es un poderoso testimonio del amor de Dios por la humanidad. Dios envió a su Hijo unigénito a morir por nuestros pecados, para que podamos ser perdonados y tener vida eterna. El profeta Isaías describe el sufrimiento del Mesías de una manera muy gráfica. Dice que sería despreciado y desechado, herido y afligido. Llevaría nuestros dolores y sería herido por nuestras transgresiones.


La profecía de Isaías 53 nos enseña mucho sobre el amor de Dios. Nos enseña que Dios nos ama tanto que envió a su Hijo a morir por nosotros. Este amor es un amor incondicional. No importa lo que hayamos hecho, Dios siempre nos ama y nos perdona. Podemos encontrar consuelo y esperanza en este amor. Cuando nos sentimos perdidos o solos, podemos recordar que Dios nos ama y que ha hecho todo lo posible para salvarnos.


Feliz día.


Pr. Heyssen Cordero Maraví 


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