Dios eligió al pueblo de Israel por la promesa que le había hecho a Abraham, su amigo (Gn. 12:2; Stg. 2:23), no los eligió porque hayan sido un pueblo poderoso, fuerte, próspero o culto. Tampoco los eligió porque hayan sido lo peor. Dios los eligió no por lo que eran sino por lo que podían llegar a ser si se dejaban guiar por Él. Si eran obedientes al mandato divino, ellos cumplirían los propósitos maravillosos de Dios.
El capítulo 41 de Isaías tiene muchas lecciones, sin embargo, me gustaría compartir algunas:
1. DIOS NOS ESCOGIÓ (v.8.) De entre muchos, de entre todos, Dios nos escogió como su pueblo, su rebaño, su familia.
2. DIOS NOS LLAMA (v.9). Después de escogernos, nos hace un llamado y esto requiere una respuesta. Podemos simplemente aceptar o rechazar. De nada sirve que Dios nos haya escogido si nosotros decidimos rechazar. En nuestra libertad, podemos aceptar o rechazar ser parte del pueblo de Dios.
3. DIOS NOS CUIDA (v.10). ¡Qué maravilloso es saber que Dios nos cuida! Si fuimos escogidos, y decidimos aceptar el llamado, podemos tener la seguridad de que Dios nos cuida, nos pastorea, nos protege.
4. DIOS NOS DEFIENDE (vv. 11, 12). Ser parte del pueblo de Dios implica también que los enemigos de Dios se hacen los nuestros. El enemigo de Dios es fuerte, pero Dios nos defiende. No nos abandona sino que nos defiende de todos los enemigos posible y los vence.
5. DIOS NOS SOSTIENE. “Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo” (v.13). No nos deja a nuestra “suerte” sino que nos sostiene, es decir vela por nuestras necesidades. Nos bendice.
Por estas cinco razones, ser parte del pueblo de Dios constituye un gran privilegio, no obstante, ello también implica una gran responsabilidad. Tristemente, el pueblo de Israel y Judá, jamás cumplieron su parte en el pacto. Ellos fueron desobedientes, rebeldes e ignoraron los reiterados consejos de parte de Dios, a través de sus profetas.
Hoy es un nuevo día para recordar lo privilegiados que somos de ser parte del pueblo de Dios. Él nos escogió , llamó, nos cuida, defiende, y nos sustenta. Todas estas cosas demandan responsabilidad mayores. Vivamos con pueblo de Dios, seamos fieles al pacto, al llamado de Dios.
Feliz día.
Pr. Heyssen Cordero Maraví
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