Si el ser humano tuviera la capacidad de ver el futuro como Dios ve, muchas de las cosas que anhelamos con tanta pasión hoy, no las quisiéramos nunca. Y es que Dios mira el panorama completo, tu pasado, presente y futuro. En cambio, el ser humano solo puede ver hasta donde sus ojos le permiten.
Ezequías oró por más años de vida y Dios le permitió vivir quince años más. Todo podría haber terminado bien, Ezequías pudo ser recordado como un gran y consagrado rey, pero no, no fue así. En sus quince años “extras” hizo cosas que le traerían dolor a sus descendientes y a su pueblo en general. Muchos estudiosos de la Biblia concuerdan que en el capítulo 39 de Isaías está el inicio de la desgracia de Judá.
Ezequías había estado enfermo, y como rey de una nación, está noticia recorrió las cortes de otros reinos. ¡El rey de Judá está enfermo y va a morir! - se escuchaba entre las conversaciones de los embajadores, y cortesanos. Sin embargo, él no murió. Pasaron los días, meses y años y no se supo de un sucesor, ¿qué había pasado? EZEQUÍAS HABÍA SANADO Y ESTABA MÁS FUERTE Y PODEROSO QUE NUNCA.
El reino de Judá era próspero. Y al igual que Salomón por su sabiduría, Ezequías atrajo las miradas y admiración de muchos vecinos por su salud recuperada. ¿Qué pasó? ¿Qué medicina fue la que le hizo bien? Entre los reinos “curiosos”, estaba Babilonia, enemigos acérrimos de Asiria. El texto dice: “En aquel tiempo Merodac-baladán hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió cartas y presentes a Ezequías; porque supo que había estado enfermo, y que había convalecido” (Isaías 39:1).
¿QUÉ DEBIÓ RESPONDER EZEQUÍAS?
Ezequías tenía una gran oportunidad de presentar a Dios como el que fue el causante de su buena salud. El rey de Judá podría muy bien haber testificado del poder de Dios en todos los aspectos. Y sin embargo, tristemente no lo hizo.
¿QUÉ HIZO EZEQUÍAS?
Ezequías se llenó de orgullo, de soberbia y lejos de glorificar a Dios mostró todo, completamente todas sus riquezas, “sus fortalezas” en materiales y tesoros. Mostró su poderío militar, su poderío económico, todo. El texto dice: “Todo lo que hay en mi casa han visto, y ninguna cosa hay en mis tesoros que no les haya mostrado” (Isaías 39:4).
El profeta Isaías le dijo lo que pasaría en consecuencia a lo hecho por Ezequías: “He aquí vienen días en que será llevado a Babilonia todo lo que hay en tu casa, y lo que tus padres han atesorado hasta hoy; ninguna cosa quedará, dice Jehová. De tus hijos que saldrán de ti, y que habrás engendrado, tomarán, y serán eunucos en el palacio del rey de Babilonia” (Isaías 39:6, 7). Todo se cumplió, años después, Nabucodonosor en el 605 a.C arrasaría con Judá, destruiría el templo de Salomón y se llevaría todos sus tesoros (Daniel 1:1, 2).
El libro de Isaías tiene 66 capítulo, divididos en dos partes: La primera parte de Isaías (capítulos 1 al 38) trata principalmente de la actual amenaza del Imperio Asirio. La segunda parte, el resto de Isaías (capítulos 39 al 66) hablará proféticamente sobre la amenaza del próximo Imperio Babilónico. Por lo tanto, “Este breve capítulo es en realidad una introducción a la segunda mitad de Isaías”.
Dicen que el “tiempo es el mejor remedio” o que el “tiempo lo cura todo”, Ezequías supo con dolor que el tiempo mal vivido, puede resultar en muerte y desgracia. Ezequías no valoró como debía los días “suplementarios” que Dios le había dado. Los vivió de manera soberbia, sin entender o aceptar que esos quince últimos fueron por pura misericordia de Dios.
¿Cómo estás viviendo los días extras que Dios te da? Cada día es un día extra que Dios nos regala. Vivamos con plenitud, tomando buenas decisiones, viviendo para glorificar a Dios.
Feliz día.
Pr. Heyssen Cordero Maraví
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