En los tiempos de Jesús un “hipócrita” era alguien importante; lo son hasta hoy, suelen ser muy famosos. Cuando a un niño le preguntaban qué le gustaría ser cuando sea grande, él respondía con una desbordante sonrisa: "Quiero ser un hipócrita...". Cuando un hipócrita pasaba por las calles de la ciudad muchos lo saludaban, le pedían recuerdos... En definitiva, un “hipócrita” era alguien admirado. Cuando niño era, yo también quería ser “hipócrita”.
Un día Jesús llamó hipócritas a los escribas y fariseos (Mateo 1-23). Pero por el contexto del mensaje podemos ver claramente que Jesús no está haciéndoles un halago, al llamarles: “hipócritas”. Muy por el contrario, es una reprensión sino un llamado de atención por su desagradable vida. ¿Por qué?
La palabra hipócrita viene del griego hipócrates que significa "actor". Cuando Jesús les llama “hipócritas”, les está diciendo simplemente: “actores”. Actores, porque tienen caretas y máscaras. Una careta cuando estaban en las sinagogas, una cuando estaban en casa, una cuando estaban entre amigos, una para el trabajo, otra para el momento de jugar al futbol...
Los escribas y fariseos eran notables oradores. Conocedores de la ley y sus comentarios e interpretaciones. Hablaban “hasta por los codos” pero hacían todo lo contrario. Por eso Jesús les dice: “hipócritas”. Porque tenían una doble vida, o más de una vida. Vivian de caretas, de apariencias...
Hoy amaneció un nuevo día. Leí mi Biblia como todos los días. Estoy en mi escritorio y mientras escribo estas líneas reconozco con mucha pena que muchas veces he sido un actor más del hollywood cristiano. Estoy seguro podría haber ganado el Oscar a mejor actor sin mucho esfuerzo.
¡Qué fácil resulta actuar! Un actor que hoy puede ser el mejor esposo del mundo. Mañana el peor. Hoy puedo ser el mejor amigo y mañana simplemente el más desagradable enemigo. Un buen padre, un mal padre, un esposo amoroso y noble, un esposo déspota y tosco. Es más fácil hablar que hacer.
La teoría dista en forma abismal de la praxis. Sin embargo, lo peor de todo es que el mundo está cansado de meros actores hollywoodenses, la gente anhela conocer a cristianos a carta cabal. Pero, así como me siento un actor dolido por ganar el premio de la academia al mejor actor, veo muy cerca a mí, a un Jesús que me abraza y me dice: "anímate. Estás vivo. Tengo planes para ti. Hay camino por recorrer y cada latido en tu corazón es sinónimo de que te doy una nueva oportunidad. Una nueva oportunidad para hacer mejor las cosas. Para dejar de ser actor y ser sincero. Una carta abierta al mundo, una carta de amor a los tuyos, al mundo...".
Gracias Señor por tenerme aún en tus planes. ¡Gracias por amarme...!!!
¡Feliz día!
Pr. Heyssen J. Cordero Maraví
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