Ahora, te quiero llevar a ponerte en los zapatos de un corintio que era cristiano. Toda su vida antigua comió sin problemas de ese tipo de carnes, sin preguntar ni verlo como problema alguno. No obstante, ahora que es cristiano, por la presión y el qué dirán de algunos hermanos judíos, saben que no deberían comer porque inicialmente esas “carnes fueron sacrificadas y ofrecidas a dioses falsos”. Los hermanos judíos cristianos, podrían haber dicho: “hermanos corintios, antes ustedes comían porque no sabían que estaba mal, pero ahora ustedes saben”. Es por ello que Pablo empieza su carta con las siguientes palabras: “En cuanto a lo sacrificado a los ídolos, sabemos que todos tenemos conocimiento. El conocimiento envanece, pero el amor edifica. Y si alguno se imagina que sabe algo, aún no sabe nada como debe saberlo” (1 Corintios 8:1, 2).
¿Cómo así el conocimiento envanece? Pues bien, hay en todos los tiempos de la historia de la iglesia, hasta hoy, quienes saben y aprenden pero para criticar, para acusar… y en cierta forma creen que porque saben mucho se van a salvar; cuando en realidad no es lo que conoces sino lo que practicas, y ahí tiene su lugar el amor, es el amor lo que edifica. ¿De qué sirve conocer tanto, si en tu trato eres un criticón, un renegón, etc? Los griegos le daban un valor grande al conocimiento, y Pablo les dice: “algunos imaginan que saben algo, pero no saben nada”. O como dijera algún filósofo: “solo sé que nada sé” (Sócrates).
Tal como Pablo dijo, no había problema en comer carnes sacrificadas en la siguiente declaración:
“Acerca, pues, de las viandas que se sacrifican a los ídolos, sabemos que un ídolo nada es en el mundo, y que no hay más que un Dios. Pues aunque haya algunos que se llamen dioses, sea en el cielo, o en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores), para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él” (1 Corintios 8:4-6).
Pablo sabía, bien en quien creía: en Dios. Y sabía que las carnes, aún cuando habían sido sacrificadas para ídolos, no eran un problema siempre en cuando yo como cristiano sé que esas carnes son solo eso, viandas. Pues, en el versículo 8 refiere: “ Si bien la vianda no nos hace más aceptos ante Dios; pues ni porque comamos, seremos más, ni porque no comamos, seremos menos”. No obstante, si eso causa en los débiles en la fe un problema, también dice: “Por lo cual, si la comida le es a mi hermano ocasión de caer, no comeré carne jamás, para no poner tropiezo a mi hermano” (1 Corintios 8:13). Muy interesante.
Es importante dejar en claro, que el tema no era con carnes inmundas. Pablo, así como los cristianos, daban por sentado que se trataba de carnes limpias según Levítico 11 (aunque sacrificadas a ídolos), nada tienen que ver carnes impuras (que seguramente también habían). Pablo y los demás simplemente están refiriéndose a la carnes que sí se podían comer pero que eran sacrificadas a ídolos, y que ya se explicó líneas arriba.
Que podamos aprender para salvar, aprender para amar, no para juzgar ni para criticar. Que el amor nos lleve a Cristo, y nos de la seguridad de la salvación y podamos mostrar eso, solo amor.
Feliz día.
Pr. Heyssen Cordero Maraví
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