El evangelista Juan narra el milagro que Jesús realizó en la vida de un ciego de nacimiento que mendigaba, así como todas las consecuencias que ese milagro trajo consigo ese milagro. Y es que cuando Jesús llega a nuestras vidas jamás las deja igual, Jesús vino a hacer milagros, quiere darnos una vida plena. Solo que siempre habrán personas que prefieren verte “mendigando” amor, dinero, salud, y más, antes de verte feliz y sano con la ayuda de Dios. Este fue el caso de los judíos y fariseos que lejos de alegrarse por la curación de ciego, buscaban “la quinta pata al gato”, todo con el propósito de acusar a Jesús.
1. CIEGOS DE NACIMIENTO. No hay nada imposible para Dios. Tú puedes tener la plena seguridad de que no hay nada que Dios no pueda hacer en la vida de cualquier persona. ¿Un ciego de nacimiento? Este era un milagro que tenía el propósito de glorificar el nombre de Dios, para que Dios haga un milagro en la vida de este pobre hombre. Toda crisis, toda problema y dificultad puede ser un motivo para ver la gloria de Dios, los milagros y la manía poderosa de Dios. ¿Te imaginas a este pobre muchacho que era ciego de nacimiento? ¿Qué vida le esperaba? Dice la Biblia que este hombre era mendigo. ¿Quién es un mendigo? Alguien que vive de la caridad, de la compasión y de sobras. Esa vida no desea Jesús para ti. Jesús no quiere que mendigues amor, que vivas de sobras y de la caridad, Jesús quiere que vivas en abundancia, y no se trata solo de dinero sino de paz, de seguridad y plenitud de vida. Jesús no quiere que andes por la vida suplicando y dando pena, no. Jamás. Pero, ¿qué puede hacer un ciego? En este tiempo de inclusión quizás no podamos entender mucho la vida de un ciego, pero en los tiempos de Jesús un ciego era una “lacra”, “una carga”, un marginado de la sociedad… porque no puede valerse por sí mismo, no puede caminar porque se lastima, no puede ver los peligros o no es consciente de lo que le rodea, se puede caer, tropezar, etc. Por eso, Dios hace un milagro en la vida de ese pobre hombre.
2. CIEGOS ESPIRITUALES. No obstante, la gente se enoja porque lo dañaron en sábado, la gente se enoja porque su mente pequeña y llena de maldad y celos no puede entender que Jesús quiere ver feliz a sus hijos, y ciegos no podrán serlo. La historia finaliza destacando justamente eso, el peligro de la ceguera espiritual, esta ceguera es peor que la ceguera física. La ceguera espiritual tiene que ver con el orgullo, el no poder ver más allá de nuestras narices, el de creer que todos están mal, menos nosotros. Esa ceguera es terrible, destruye y hace más daño que una ceguera física porque tiene que ver con salvación.
Dios quiere curarte de la ceguera espiritual, de esa ceguera que transforma, que te da una vida plena pero que también te saca del pozo de la formalidad, de la religiosidad y te lleva al amor verdadero, al amor de verdad, que está basado en la Biblia, y no en opiniones que buscan siempre “la quinta pata al gato”. Dios quiere curarnos de todo tipo de ceguera, de esa que te lastima y lastima a los demás. ¿Cómo? A través de su Palabra, buscándolo cada día, con el colirio de Cristo, del Espíritu Santo cada mañana. ¿Amén? Hay dos ciegos espirituales, (1) los que no conocen a Jesús (lejos de Dios), que están ciegos por el pecado; (2) y los que conocen a Jesús, pero de lejos (los religiosos), que están ciegos por la soberbia.
Que tu oración sea: Señor Jesús, cúrame de esta ceguera. Solo no puedo, necesito de tu ayuda.
Feliz día.
Pr. Heyssen Cordero Maraví
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