Y llegamos al último capítulo del profeta Zacarías. Hemos aprendido lecciones muy significativas para fortalecer nuestra fe, sin duda alguna. El texto de hoy empieza diciendo que Dios le pondrá fin al pecado, a los ídolos, a los falsos profetas, y jamás se invocará el nombre de ellos. Queridos amigos, el pecado tiene los días contados, todo mal y dolor tienen sus días contados por la intervención de Dios. Hay una fuente disponible para que podamos lavarnos de todo mal (Zacarías 13:1-2). Hay esperanza para todo aquel que va a Cristo con corazón arrepentido. ¿Amén?
Hoy, al finalizar la lectura de este libro, podemos destacar al menos tres lecciones:
1. EL PROFETA. Zacarías refiere una amonestación y juicio para los “falsos profetas. El texto dice: “También eliminaré del país a los profetas y la impureza que los inspira. Y, si hubiera todavía alguno que quisiera profetizar, sus propios padres le dirán: “Has mentido en el nombre del Señor [...] En aquel día los profetas se avergonzarán de sus visiones proféticas. Ya no engañarán a nadie vistiéndose con mantos de piel” (Zacarías 2-4). La palabra profeta en hebreo es nabí y significa “portador del mensaje”, “mensajero” , “encargado de dar un mensaje”, “vocero de un mensaje”. En sentido estricto de la palabra no es necesariamente alguien que “profetiza” eventos futuros o da oráculos. En realidad, no todos los profetas “profetizaron” eventos futuros. Es por ello que el mensaje tiene que entenderse también para nosotros hoy. Tú y yo somos profetas porque se nos encargó un mensaje celestial a través de la Biblia. Y debemos enseñar tal cual. No solo los pastores, no solo los colportores y maestros, sino todos estamos llamados a ser portadores del mensaje de Dios y debemos hacerlo fielmente. Esa es la invitación. Que podamos hablar solo lo que Dios nos mandó, a través de su Palabra.
2. EL PASTOR. Una vez más Zacarías habla de pastores, sin embargo habla del “pastor herido” que ocasiona la dispersión de las ovejas. Esta visión es profética porque se cumple en Cristo cuando le dijo a Pedro: “Esta noche todos vosotros os apartaréis por causa de mí, pues escrito está: «Heriré al pastor, y las ovejas del rebaño se dispersarán»” (Mateo 26:31). Sin embargo, hay un mensaje también para cada uno de nosotros. Así como estamos llamados a ser profetas, también estamos llamados a ser pastores. ¿Qué? Así es. La Biblia enseña que todos somos llamados a ser pastores. No solo los pastores a tiempo completo de la misión o asociación, sino todos aquellos que tienen liderazgo e influencia. Y el principio es básico, si hay pastoreo, si tenemos pastores sanos, cumpliendo fielmente la misión de pastoreo, tendremos una iglesia unida, fuerte y no dispersa. Eso es gente que cuida de gente. Asume el rol de anciano, líder, maestro, y pastores a quien corresponde con mucho amor.
3. EL PUEBLO. Zacarías termina de manera sublime. Es cierto, el pueblo de Judá que regresó del exilio llegó con tantas aristas, con tantas cosas que debían abandonar y dejar por completo. Dios podría desecharlos a causa de su reincidente pecado, pero no, Dios dice: “Entonces ellos me invocarán y yo les responderé. Yo diré: “Ellos son mi pueblo”, y ellos dirán: “El Señor es nuestro Dios” (Zacarías 13:9). ¡Extraordinario! Tú y yo somos, a pesar de todo, pueblo de Dios. Y aunque rebeldes, tercos de corazón, Dios aún nos tiene por pueblo. ¡Gracias Señor! Cada día es una nueva oportunidad para ser nuevas criaturas en el nombre de Jesús, a sus pies.
Hoy es un nuevo día. Hay una invitación triple para todos nosotros:
Seamos mensajeros verdaderos del evangelio.
Seamos pastores, cuidemos el rebaño de Dios.
Seamos pueblo de Dios Fiel hasta el fin.
¡Feliz dia!
Pr. Heyssen Cordero Maraví
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