“Habla a los hijos de Israel, y diles: Cuando hayáis entrado en la tierra de vuestra habitación que yo os doy” (Números 15:2).
Después de la falta de fe, y la rebelión del pueblo, Dios decidió que ningún israelita mayor de 20 años, que salió de Egipto poseería la tierra prometida. Así, el capítulo 15 hoy inicia diciendo: “Jehová habló a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel, y diles: Cuando hayáis entrado en la tierra de vuestra habitación que yo os doy” (vv.1, 2). Claramente podemos notar que hace un anuncio a futuro: “cuando hayáis entrado en la tierra” (v.2). Lo que revela un cambio drástico y abrupto en el desarrollo del plan de Dios. Triste, pero real, el pueblo de Israel no había estado preparado para poseer Canaán, y debería “caminar” por 38 años más por el desierto.
Pecados por ignorancia
En ese contexto, los versos 1-29, presentan detalles sobre las ofrendas que debían llevar los israelitas cuando cometan pecados por ignorancia. Este es el objetivo de los primeros 29 versículos.
Pecados por voluntad
Sin embargo, los versículos 30 al 36 muestran que los pecados premeditados o a sabiendas, las rebeldes, no tenían ofrendas sino que debían ser cortadas del pueblo. En esta sección se da un ejemplo de un pecado por rebeldía o con premeditación (hombre recoge leña en el día de reposo). El texto dice que el hombre fue apedreado, tal y como lo señalaba la ley.
¿Por qué Dios haría esta diferencia?
Es que muchos israelitas habían muerto en el capítulo anterior por su rebeldía, habían pecado voluntariamente, a sabiendas, y como se dice en términos legales actuales, lo hicieron “con premeditación y alevosía”. Habían visto los milagros de Dios, su amor y cuidado, pero por su incredulidad, murmuraron, renegaron, y se rebelaron contra Dios. Esto hizo que Dios actúe con justicia. Es por eso que en el capítulo 15 Dios les hace esa diferencia entre alguien que se equivoca y yerra por ignorancia, y otro que lo hace por rebeldía.
Hoy es un nuevo día, ¿cómo estás? Que Dios nos ayude a ser humildes, a escuchar la voz de Dios cada día. A estar a cuentas con Dios. A no vivir de manera rebelde ni hacer las cosas a nuestro modo. Dios quiere llevarnos a Canaán celestial, pero necesitamos acercarnos a Él con corazón dispuesto, sencillo, y no con un corazón rebelde, que peca con el “alevosía y premeditación”.
Feliz día.
Pr. Heyssen Cordero Maraví
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