Los años le habían enseñado a David a que no existe éxito real al margen de Dios. El éxito real es el que te llena, te hace dormir en paz, vivir con esperanza en el futuro, con la seguridad de que si hoy las cosas no salen bien, mañana será mejor en Cristo. Pero el éxito efímero, pasajero, superfluo es aquella que vive de filtros y de likes en la vida, aquella que sonríe por fuera pero por dentro llora, aquella que se goza de amigos en el Instagram y no tienen ninguno que le dé el hombro para llorar. ¿Cómo aprendió David a diferenciar esos éxitos? Con el tiempo, con lágrimas, “a golpes” - como dirían los abuelos.
Es por ello que David le aconseja a su hijo Salomón, entre varias cosas, lo siguiente en el versículo 20:
1. “¡Sé fuerte!”
2. “¡Sé valiente!”
3. “¡pon manos a la obra!”
4. “¡No tengas miedo!”
5. “¡ni te desanimes!”
6. “¡Dios estará contigo!”
7. “¡No te dejará ni te abandonará!”
¡Qué palabras más extraordinarias para Salomón! Sin embargo, la fortaleza, la valentía, así como el trabajo y no tener miedo ni desánimos no radica en el “yo”, en el ser humano, sino en Dios. ¡Alabado sea Dios! No soy fuerte porque me han alimentado bien o he entrenado sino porque Dios estará conmigo. Acá radica la fortaleza, valentía, el no desanimarte…
Está leyendo alguien que vive en depresión, en angustia, incertidumbre, ansiedad, estrés… las terapias ayudan, los mecanismos de defensas sirven, pero para vencer se necesita de Dios. No tienes porqué vivir llorando, sufriendo, mendigando amor o ayuda en gente que no se interesa en ti, busca ayuda en Dios.
Finalmente, me maravillo al leer la Palabra de Dios porque no se queda en darle consejos espirituales. No somos solo espirituales, y David añade lo siguiente:
“Aquí tienes la organización de los sacerdotes y de los levitas para el servicio del templo de Dios” (v.21). Esto tiene que ver con iglesia, con consejos en los que más saben. No vivas tu vida pensando que lo sabes todo, hay personas que pueden aconsejarte y guiarte en este mundo. Tus padres, tus líderes, etc.
“Además, contarás con la ayuda voluntaria de expertos en toda clase de trabajos. Los jefes y todo el pueblo estarán a tu disposición” (v.21). No trabajes solo, no hagas las cosas solo y de manera independiente. Forma un equipo o apóyate en el equipo de profesionales. Todos suman.
Dios te bendiga grandemente
Feliz día
Pr. Heyssen Cordero Maraví
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