“Estos fueron distribuidos para su ministerio, para que entrasen en la casa de Jehová, según les fue ordenado por Aarón su padre, de la manera que le había mandado Jehová el Dios de Israel” (1 Crónicas 24:19).
El ministerio, así como la misma vida, tendrá éxito solo cuando esté en obediencia a la Palabra de Dios. No hay otro camino, no hay otra forma de alcanzar el éxito pleno, real y que agrade a Dios sino hay obediencia. El problema del ser humano en general es que no es obediente, no somos obedientes, nuestro ADN tiene un marcado síndrome de “independencia”, “rebeldía”, de querer caminar sin seguir ninguna indicación o regla, y sin rendir cuentas a nadie.
Los levitas que estarían a cargo de ministrar santuario, así como todo el sistema sacerdotal, debían entender que el ministerio debía estar fundamentado en la Palabra de Dios, en las Escrituras. Y es que cuando servimos a Dios debemos vivir en absoluta obediencia a la Palabra de Dios. Puede que tengamos pre conceptos y hasta gustos, pero ellas no deben empañar a la voluntad de Dios. Está bien ser creativos, relevantes, y hasta osados en la obra de Dios, pero si ella se aparta del fundamento bíblico no sirve de nada. Por más bonito, lindo y apoteósico que sea la acción, si está alejado de la Biblia, no vale nada.
Por eso, a los levitas se les dice que debían conducirse como lo hizo su padre Aaron, pero más específicamente como Dios lo había mandado (v.19). ¿Cuántas desgracias nos habríamos evitado en la vida, y también en la iglesia si tan solo habríamos sido obedientes a la Palabra de Dios? Tristemente, por nuestra naturaleza rebelde solemos tomar decisiones en la iglesia, en nuestra familia y vida, movidos por impulsos, gustos, por nuestra espontaneidad… y eso, en corto, mediano o largo plazo trae consecuencias terribles. Alguno puede decir, “pastor Heyssen, pero yo no soy sacerdote, tampoco ministro…”. Amigos y hermanos, TODOS SOMOS SACERDOTES en el nuevo pacto según 1 Pedro 5:9. Y otro por ahí puede argumentar, “pastor Heyssen, lo mío es la música y el canto, felizmente ahí si se necesita creatividad… y actualizado”. Amigos y hermanos, en este terreno debemos ser más cuidadosos y obedientes a la Palabra de Dios. Es adoración, y toda adoración que no le agrade a Dios, le agrada a Satanás. Simple y sencillo. Un ministerio que no agrada a Dios, agrada al enemigo. Es duro, es fuerte, pero es así según la Biblia (Mateo 6:24).
Que podamos vivir una vida de obediencia en todo aspecto.
Feliz día.
Pr. Heyssen Cordero Maraví
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