jueves, 14 de julio de 2022

TODO LO QUE DIOS HACE EN LA TIERRA, TIENE COMO OBJETIVO EL CIELO - DEUTERONOMIO 29

Cuando uno lee el capítulo 26 de Deuteronomio puede sentirse tentado a pensar de que se trata de un texto prácticamente repetitivo. Podríamos decir que es redundante, puesto a que en general, se trata de algo que Dios ha venido diciendo de varias formas en textos anteriores. ¿Por qué decirlo una vez más? ¿Por qué tanta insistencia en recordar lo que Dios hizo en favor de su pueblo en el pasado?


Existen por lo menos dos razones:


1. EL SER HUMANO SE OLVIDA. Los afanes de este mundo distraen. El éxito o el fracaso nublan nuestras mentes y nos hacen perder de vista las cosas. Nos olvidamos fácilmente cómo es que llegamos a donde estamos. ¿Ya escuchaste decir: “la vaca no se acuerda cuando fue ternera”? La mente es frágil, es por ello que Dios llama constante mente a “ACORDARNOS” a no “OLVIDARNOS”. El salmista decía: “Olvidaron al Dios de su salvación. Que había hecho grandezas en Egipto, Maravillas en la tierra de Cam, Cosas formidables sobre el Mar Rojo” (Salmo 106:21, 22). Dios sabía que se iban a olvidar y como un padre o madre le encarga a su hijo cuando saldrá de casa, le dice: “NO TE OLVIDES”.


2. EL SER HUMANO NECESITA RECORDAR. La caminata en esta vida no es llana, tiene sus altos y bajos, tienes sus bemoles, y en tiempos duros y crudos, muchas veces sentimos que jamás saldremos del hoyo del problema. Eso lo sabía Dios, por eso les dice que se acuerden de que Dios les ayudó de manera apoteósica, extraordinaria, milagrosa. Por tanto, cuando sientas decaer tu fe, debes recordar lo que dijera Elena G. de White: “No tenemos nada que temer del futuro, a menos que olvidemos la manera en que el Señor nos ha conducido, y lo que nos ha enseñado en nuestra historia pasada” (Elena G. de White, Notas biográficas, 216).


Debemos pensar que las misericordias, antiguas y las nuevas, son motivo de obediencia. El oído que oye, y el ojo que ve, y el corazón que entiende, son dádivas de Dios. Todos los que los tienen, los han recibido de Él. Dios no solo da comida y ropa, sino riqueza y grandes posesiones a muchos que no les da su gracia. Hay muchos que disfrutan de sus dones, que no tienen corazón para reconocer al Dador, ni darse cuenta del verdadero designio y uso de las dádivas. Por gratitud e interés, por deber y fidelidad, estamos obligados a guardar las palabras del pacto.


Hace algunas semanas alguien me decía: “pastor Heyssen, cada vez que escucho o veo testimonios de personas que recibieron un milagro grande de Dios, me duele en mi corazón y siento que Dios bendice a todos y a mí, nunca”. Le dije que Dios le hace un milagro cada día y quizás ella no se percata. Ella me dijo: “nunca pastor”.  Sonreí y le dije que me permita tapar su boca y su nariz por 1 minuto. 


¿Te has dado cuenta de que Dios nos bendice todos los días, a cada hora, a cada minuto y segundo y muchas veces no nos percatamos de ello? ¿Qué pasaría si tus pulmones dejaran de funcionar por solo un minuto? Ya habríamos muerto. Por eso Dios te dice hoy: “NO TE OLVIDES”, mira cuantas cosas hice, hago y haré. Confía. Solo se fiel, obediente y te daré la corona de vida (Apocalipsis 2:10).


Feliz día.


Pr. Heyssen Cordero Maraví 


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