El pueblo judío celebraba siete fiestas anuales importantes: (1) La pascua, (2) Panes sin levadura, (3) Primicias, (4) Pentecostés, (5) Trompetas, (6) Expiación, y (7) Tabernáculos. Cada una de las fiestas tenía un motivo de conmemoración a cómo Dios los liberó de Egipto, los sustentó en el desierto, y cómo los preparaba rumbo a la “tierra nueva”. Sin embargo, antes de entrar a la tierra “prometida”, Dios les recuerda solo tres de esas fiestas: (1) La pascua, (2) El Pentecostés, y (3) Los Tabernáculos, ¿por qué?
Las razones están en su conmemoración y significado:
1. LA PASCUA. Conmemoraba la liberación de la esclavitud egipcia y cómo Dios los protegió de la muerte a través de la sangre de los corderos en los marcos de las puertas. Esto significaba, el cómo Cristo vino a morir por cada uno de nosotros que estábamos esclavizados por el pecado. Y gracias a Cristo y su sacrificio hoy podemos ser libres de la esclavitud “egipcia”. Esto solo se lograba por la sangre del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Juan 1:29).
2. EL PENTECOSTÉS. Siete semanas después de la pascua, esto es cincuenta días, el pueblo llegó al Monte de Sinaí y recibió las tablas de la ley de Dios. Los 10 mandamientos que guiarían la vida de los israelitas en el desierto rumbo a la tierra prometida. Sin embargo, esto significa que cincuenta días después de la muerte de Cristo en la cruz del calvario el pueblo recibiría el Espíritu Santo en el aposento alto (también aconteció 50 días después de la muerte de Cristo en la cruz del calvario). También llamada la lluvia temprana que se profetizo en Joel 2:28, 29. Esto es así porque en el Monte de Sinaí el pueblo vio la Gloria de Dios.
3. LOS TABERNÁCULOS. Esta fiesta se celebraba después de haber pasado con éxito el Día de Expiación. Este era un momento de alegría en primer lugar por que el pueblo fue purificado, y en segundo lugar porque les recordaba que aún así, este mundo era pasajero, que las cabañas de hojas eran temporales. Esta fiesta simbolizaba a que un día, moraremos con Cristo por siempre y para siempre, ya no en ramadas (casas de hojas o palmeras), sino en casas que Jesús está preparando (Juan 14:1-3).
Todo el pueblo se unía en adoración a Dios, diferenciándose así de entre los otros pueblos que tenían costumbres y un sistema de adoración totalmente diferente. Las fiestas recordaban el plan de salvación diseñado por Dios para el hombre.
Estas fiestas pasaron. Pero seguimos recordando la pascua en cada cena del Señor, el Pentecostés en cada amanecer al buscar a Dios en primer lugar y pedir el bautismo del Espíritu Santo, y finalmente, los tabernáculos al añorar el día cuando Jesús venga por segunda vez y nos lleve a morar con Él por siempre y para siempre en las mansiones que ha preparado para sus hijos fieles.
Feliz día.
Pr. Heyssen Cordero Maraví
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