“Harás el
tabernáculo de diez cortinas de lino torcido, azul, púrpura y carmesí; y
lo harás con querubines de obra primorosa” (Éxodo 26:1).
Ayer vimos que el tabernáculo
representaba el deseo de Dios para con su pueblo: Morar en medio de ellos (Exo.25:8). La venida de Jesús también
representaba ese deseo. Cristo, que vino a este mundo y se hizo “carne” y habitó
en medio de la humanidad caída (Jn.1:14).
Jesús es así, el Emmanuel: “Dios con nosotros”. Elena G. de White dice: “Así
Cristo levantó su tabernáculo en medio de nuestro campamento. Hincó su tienda
al lado de la tienda de los hombres, a fin de morar entre nosotros y
familiarizarnos con su vida y carácter divinos […] Desde que Jesús vino a morar
con nosotros sabemos que Dios conoce nuestras pruebas y simpatiza con nuestros
pesares” (El deseado de todas las gentes, p. 15). Sin duda alguna, el santuario
que Dios quería que Moisés construya, tenía ese fin sublime.
Después de presentarle la razón
del porqué un santuario: De morar en medio de su pueblo. Dios le dijo a Moisés que,
el modelo y los detalles tenían su origen en Él, es decir que Dios le mostraría
cómo y con qué debía ser construido: “Conforme
a todo lo que yo te muestre, el diseño
del tabernáculo, y el diseño de todos sus utensilios, así lo haréis” (Exo.25:9
cf. v.40). ¿Por qué? Porque el santuario
no sería el original sino la copia,
la sombra (Heb.8:5). El santuario terrenal, es entonces, “copia” del Santuario
celestial (Heb.8:1, 2).
Habiéndole dicho a Moisés el objetivo del
santuario y que el modelo que seguirían sería el celestial; ahora detalla los muebles y utensilios: El arca del testimonio (Exo.25:10-22), la mesa para el pan de la
proposición (Exo.25:23-30), el candelero de oro (Exo.25:31-40), y el capítulo
para hoy detalla el tabernáculo (Exo.26:1-37). Es interesante cada mueble y utensilio
tienen detalles específicos, ¿por qué?, porque nació en la mente de Dios y es
para Él. Encuentro algunos principios muy interesantes en todo lo que Dios le pidió:
Planificación.
Toda empresa de Dios debe ser planificado. Cuántas cosas nos ahorraríamos si
tan solo planificaríamos (Luc.14:26). ¿Eres un líder que planifica?
Estética.
La palabra primorosa, del hebreo chashab indican, habilidad, delicadeza, cuidado
y bien hecho. Las cosas hechas para Dios deben tener en cuenta este detalle: Debe
ser estético. No podemos hacer las cosas sin belleza, un trabajo artístico.
Exactitud.
No da aproximaciones, no. El
tabernáculo, así como los muebles y utensilios que iban a estar dentro de él,
debían ser hechos exactamente. Con precisión.
Obediencia.
Todos los puntos anteriores serían
realizados así, como consecuencia de un líder obediente como Moisés. La
planificación, estética y exactitud en las cosas de Dios tendrán su
cumplimiento si somos obedientes a las indicaciones divinas.
Hoy es un nuevo día. ¿Eres
consciente que Dios quiere hagamos su obra teniendo en cuenta los detalles? El
pastor Marcos Souza, refiere que: “El santuario revela que: (1) A Dios le
importan los detalles, (2) Dios es estético, y (2) Dios es consistente”. Concuerdo con estos puntos. Como hijos de Dios debemos entender
que si queremos hacer Su obra, debemos ser planificados, estéticos, exactos y
obedientes. Recordemos que Dios todo lo hizo bueno en gran manera (Gen.1:31).
¿Amén?
Buen día!
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¡Dios te bendiga mucho!
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