Jesús dijo claramente: “porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá” (Lucas 12:48). Y es que todo gran privilegio demanda más responsabilidades, y el versículo de hoy nos recuerda esa verdad:
“A vosotros solamente he conocido de todas las familias de la tierra; por tanto, os castigaré por todas vuestras maldades” (Amós 3:2).
A partir de este capítulo, Amós inicia una serie de tres mensajes (discursos) contra el pueblo de Dios: con la expresión: "Oíd esta palabra" (Amós 3:1, 4:1, 5:1). Hoy veremos el primer discurso, donde se destaca lo privilegiado que era Israel (reino del norte), así como Judá (reino del sur), porque se expresa que “contra toda la familia que hice subir de la tierra de Egipto” (Amós 3:1). Entiéndase que aunque el mensajero era enviado especialmente a Israel, también era un mensaje que servía para Judá:
1. LOS PRIVILEGIOS: “A vosotros solamente he conocido de todas las familias de la tierra” (Amós 3:2a). ¡Extraordinario! DE TODAS LAS FAMILIAS DE LA TIERRA, DIOS CONOCIÓ A ISREL. Esta palabra también puede ser traducido como “LOS ESCOGÍ “, y era cierto. El pueblo de Israel y Judá (pueblo de Dios) eran realmente un pueblo especial ante los ojos de Dios. Desde Abraham se dijo que sería grande, vasto y debía ser la luz del mundo. Nadie más que el pueblo de Israel vio de cerca la mano de Dios, su poder y gloria: El cruce del Mar Rojo, la alimentación con Maná del cielo, beber agua de las roca, vencer a los pueblos enemigos con el poder de Dios. No había motivo para dudar ni desconfiar de Dios. ¡Eran realmente privilegiados! Ser un hijo de Dios es un privilegio sin duda alguna.
2. LAS RESPONSABILIDADES: “por tanto, os castigaré por todas vuestras maldades” (Amós 3:2b). El pueblo de Dios, así como recibió privilegios, también recibió responsabilidades o deberes. ¿Cuáles eran sus responsabilidades? Básicamente podríamos definirlo en: “Vivir según la Ley de Dios a fin de ser luz del mundo.” Los demás pueblos serían atraídos a Israel por la grandeza de Dios. Así como cuando la reina de Saba visitó Israel admirada por la grandeza del reino de Salomón (1 Reyes 10:2). No obstante, por su celo patriótico, su orgullo nacional el pueblo de Dios jamás vivió así. Nunca estuvieron felices de ser ese pueblo escogido. Siempre reclamaban, se quejaban, blasfemaban contra Dios y sus líderes e iban tras dioses falsos, viviendo una vida muy lejana al plan de Dios. Es por esta razón que Dios les dice que les castigará.
Tú eres cristiano, eres un creyente, un hijo de Dios, un discípulo de Jesús. ¿Es un privilegio? ¿Lo entiendes así? ¿Sientes que eres privilegiado? Sino sientes eso, es porque quizás no tuviste un encuentro real con Dios. ¿Sabes porqué? Porque el versículo siguiente dice: “¿Andarán dos juntos sino estuvieran de acuerdo?” (Amós 3:3). Lo venimos diciendo hace varios días: “NECESITAMOS VIVIR DE LA MANO DE DIOS”, ser fiel a Dios y cumplir la misión no es GRATIS, necesitamos CAMINAR CON JESÚS, estar de acuerdos.
Para cumplir con tu RESPONSABILIDAD como hijo de Dios, la misma responsabilidad de antaño: “Vivir según la Ley de Dios a fin de ser luz del mundo. Los demás pueblos serían atraídos a Israel por la grandeza de Dios”, debemos CAMINAR DE LA MANO DE JESÚS. Solo así cumpliremos la misión encomendada en este mundo, y cuando Jesús vuelva por segunda vez nos dirá: “Bien, siervo bueno y fiel; en lo poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor” (Mateo 25:23). ¡Yo quiero estar ese día! ¡Quiero disfrutar cada día el privilegio de ser HIJO DE DIOS, para cumplir con la MISIÓN ENCOMENDADA! Solo no puedo, de la mano CON CRISTO, sí.
¡Feliz día!
Pr. Heyssen Cordero Maraví
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