Una vez más Oseas presenta al pueblo de Israel (a través de la tribu de Efraín) como un pueblo que vive a sus anchas: “se apacienta de viento, y sigue al solano” (v.1) sigue a la nada. Sin objetivo, sin un propósito real, y como consecuencia de este proceder, su “mentira y destrucción aumenta continuamente” (v.1). Esto no sorprende, es natural, si el ser humano vive solo y no deja que Dios guíe su vida; la mentira, el engaño y la traición serán consecuencias obvias.
No obstante, esto no es gratis. Esto no sucede de un día para otro. No es que éramos muy fieles a Dios y no sé qué pasó y en un “abrir y cerrar de ojos” ya estábamos sumergidos en el pozo del pecado. No. Así no es. El primer verso del capítulo 11 termina diciendo la razón: “porque hicieron pacto con los asirios, y el aceite se lleva a Egipto” (v.1). Claramente el pueblo de Dios vivía de manera corrupta porque (1) hicieron alianzas con los asirios [confiaron más en los asirios que en Dios] y (2) adoraban a dioses egipcios [por eso habla de aceite]. Como ya dijimos en una lectura anterior: LA CAÍDA NO ES UN SUCESO SINO UN PROCESO. ¡Cuidado!
En ese contexto, uno podría imaginar que ya no hay remedio para Israel. Su confianza en Dios es nula. Han caminado lejos de Dios y su retorno es casi imposible. Sin embargo, Dios no desiste de ellos, no deja de hacerles una invitación y una vez más les dice qué deben hacer si desean alcanzar el perdón de Dios y tener una nueva oportunidad:
“Tú, pues, vuélvete a tu Dios; guarda misericordia y juicio, y en tu Dios confía siempre” (Oseas 12:6).
En este texto podemos encontrar al menos tres lecciones:
1. ARREPIÉNTETE.- Si te has alejado del camino real y correcto tras otros dioses [personas, vicios, hábitos], regresa a Dios. Cambia de dirección. Hoy estás lejos, ¿hallaste algo de bueno? No sigas ensuciándote y destruyéndote más y más por tu orgullo, es tiempo de volver a Dios.
2. HAZ MISERICORDIA.- Ten amor por tu prójimo. No puedes vivir lastimando y dañando a tu familia, a tus amigos... vive en amor, practica la compasión. Ayuda. Hay mucha gente que necesita un brazo de amor hoy más que nunca.
3. CONFÍA EN DIOS SIEMPRE.- Esta invitación no podría terminar mejor: CONFÍA en Dios. Es decir, deposita tu confianza en Dios, y no corras tras “dioses asirios ni egipcios”, ellos solo te llevarán a la ruina.
Hoy es un nuevo día. No importante dónde estés en estos momentos. Quizás lejos de Dios, tal vez a punto de alejarte de Él, o quizás estés “con un pie adentro y con otro afuera”. Basta, ya no sigas lastimándote y VUELVE A DIOS, VIVE EN MISERICORDIA Y CONFÍA EN DIOS SIEMPRE. Hasta aquí has vivido como TÚ QUISISTE, ahora deja que DIOS GUÍE TU VIDA y verás lo diferente que será. ¿Amén?
¡Feliz día!
Pr. Heyssen Cordero Maraví
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