Existen personas que pecan por ignorancia (no saben que es malo), otros pecan por omisión (no hacen lo bueno pudiendo hacerlo), pero hay un tercer grupo que pecan por comisión (actúan deliberadamente haciendo el mal a sabiendas). ¿Qué grupo de personas son las que se describe en Miqueas 2? El tercer grupo, son personas que hacen lo malo de manera deliberada, a sabiendas y “con todas sus letras”. El pueblo de Israel era un pueblo que gozaba la verdad divina, pero vivía tan lejano a ella. Si un día te encontrabas con un israelita y le pedías que te de una estudio o seminario sobre el pecado, sus consecuencias y todo lo que implica a la luz del texto hebreo, no tengas duda de que tendrías una clase magistral. ¡Una cátedra!
Y ni qué hablar de los ritos, las diversas leyes ceremoniales y de salud, y más aún sobre las fiestas y hasta los Diez Mandamientos. Los israelitas eran grandes “teólogos”, pero pequeños “hijos de Dios”. Podían saber toda la ley y sus profetas, y hasta de memoria, pero eran tan pobres en la práctica de la verdad.
El capítulo de hoy tiene varias enseñanzas, más quiero destacar el siguiente texto: “¡Ay de los que solo piensan en el mal, y aun acostados hacen planes malvados! En cuanto amanece, los llevan a cabo porque tienen el poder en sus manos. Codician campos, y se apropian de ellos; casas, y de ellas se adueñan. Oprimen al varón y a su familia, al hombre y a su propiedad” (Miqueas 1:1, 2). Cuando uno imagina lo que lee sencillamente no puede dejar de sorprenderse por tales declaraciones:
- Solo piensan en el mal
- Y aún acostados hacen planes malvados
- En cuanto amanece los llevan a cabo
- Tienen poder
Me hace recordar a la gente antidiluviana. Tal como en los días de Noé: “Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal” (Génesis 6:5). Así era en los tiempos de Noé, todo pensamiento era de continuo solamente al mal. Y Dios emitió juicio.
Los israelitas sabían mucho como para perderse y poco como para salvarse. Tanta era la corrupción que en las noches no meditaban y se arrepentían de sus pecados, no tenían carga de conciencia. Sus mentes estaban cauterizadas por tanto mal. En cambio, planificaban el mal que harían al día siguiente.
Pues así era la situación espiritual de Israel. Sin embargo, debes saber que este mensaje también es para todos aquellos que saben de la Biblia en nuestros días. No pienses que es solo para aquellos que no son cristianos o adventistas. El mensaje de Miqueas es especialmente para aquellos que saben que son el pueblo de Dios, como tú y yo, que pueden ser muy buenos con la Biblia, pero que son muy malos con la práctica de ella. Sabemos mucho como para perdernos y poco como para salvarnos. ¿Conoces a algunos adventistas así? ¿Acaso eres uno de ellos?
Hace algunos días, me escribió un joven al Messenger de Facebook para contarme lo siguiente (copio y pego tal como está):
“pastor Heyssen, gracias por sus mensajes cada día. Cuánto quisiera que estos Mensajes de Esperanza sean leídos por mi padre, un adventista de segunda generación, pero sé que no lo leería jamás. Él solo lee la Biblia y el Espíritu de Profecía, no lee ni la Lección de Escuela Sabática. Toda su vida gira en torno a la reforma pro salud, a las profecías de Daniel y Apocalipsis. De niño jamás puede hacer nada, pensé que la iglesia era así, pero ya de joven puedo hacer valer mis ideas, y mi padre ya no puede hacer mucho para impedirme. Sin embargo creo que mi padre jamás fue feliz. Mi padre decía que la “carne saca lo animal del ser humano, los hace agresivos y violentos, pero no entendía porqué mi padre era así de violento y agresivo, amargado si él no comía carne nunca”. Tampoco vi feliz a mi madre y por supuesto ninguno de sus hijos. Todos siempre hacíamos lo que papá decía hacer, hasta para comer. Porque puede que en casa no se comía carne, huevo ni leche. Tampoco mirábamos TV, y nos levantaban en las madrugadas a leer los consejos inspirados, pero mi padre jamás mostró amor ni ternura por mi pobre madre. Y mucho menos por nosotros, sus hijos. Yo siempre le eché la culpa a la iglesia de vivir en un hogar seco y estéril de amor. Pero ya de grande descubrí que la iglesia es todo lo contrario, no es lo que sabemos, sino lo que hacemos con lo que sabemos”. NO ES LO QUE SABEMOS, SINO LO QUE HACEMOS CON LO QUE SABEMOS. ¿De qué sirve saber al derecho y al revés todo del amor y sus tipos y su etimología sino somos capaces de amar?
¿Alguna vez te has acostado y en tu cama has maquinado tu pecado? ¿Alguna vez fuiste a dormir deseando que amanezca para hacer algo que sabías que era algo malo? Está leyendo alguien que hoy amaneció sabiendo que hará algo que va en contra de sus principios, en contra de su fe. ¡Detente! Dios no te dio la vida hoy para que sigas ensuciándote con el pecado. No. Dios te dio vida hoy para que hagas las cosas mejor, hagas las cosas mejor que ayer.
Dios trajo juicio sobre Israel algunos años más tarde. Dios emitió juicio contra los moradores de la tierra en tiempos de Noé. Y tú debes tener la seguridad de que Dios también traerá juicio contra la humanidad muy pronto. ¿Estás listo? Cada día nos preparamos para ese día. Cada día a los pies del Salvador. Recuerda, que no es lo que sabes, sino lo qué haces con todo lo que sabes.
¡Feliz día!
Pr. Heyssen Cordero Maraví
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