Si la pandemia trajo desgracia a la vida de millones y miles de personas directa o indirectamente, también afloró lo más bajo del ser humano que tiene poder. Cada día se puede conocer a través de medios de comunicación masiva cómo unos pocos lucran a costa de la salud de los más pobres. La corrupción ha crecido exponencialmente y los más afectados son, como siempre lo fue, los que menos tienen. Y esto no es de ahora, lo era también en tiempos bíblicos, en tiempos del profeta Miqueas, y a través de la historia. El poder puede ser una bendición, pero mal usado siempre es una maldición.
Los líderes del pueblo de Israel, los príncipes y jefes, los gobernantes y autoridades, los que habían sido elegidos para cuidar y liderar al pueblo de Israel hacían y deshacían no buscando el bienestar del pueblo sino su propio bienestar. El texto dice: “Dije: Oíd ahora, príncipes de Jacob, y jefes de la casa de Israel: ¿No concierne a vosotros saber lo que es justo? Vosotros que aborrecéis lo bueno y amáis lo malo” (Miqueas 3:1, 2). A luz de este texto podemos destacar algunas lecciones:
1. USTEDES AMAN EL MAL Y ABORRECEN LO BUENO. ¿Cómo puede ser posible amar lo malo y odiar lo bueno? Parece difícil de creer, no lo es. Los tiempos en que vivimos nos ayudan a entender el cuadro de mejor manera. Por ejemplo, hoy por hoy, hablar de familia, sexualidad y de la vida basado en la Biblia es motivo para ser tildado de cucufato, retrógrada, patriarcal, misógino y demás calificativos. Para la sociedad actual lo malo que la Biblia llama es bueno, y lo bueno, es malo. Ya lo decía el profeta Isaías quien vivió en tiempos de Miqueas y que muy probablemente se conocían: “!!Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!” (Isaías 5:20). Pero la gran preguntas es, ¿cómo puede el ser humano en alguien así? Simple. Solo basta con apartarse de Dios cada día. Cuando vives tu vida sin la presencia diaria de Dios.
2. USTEDES NO SERÁN ESCUCHADOS POR DIOS. El detalle está en que aquellos que actuaban mal y hacían daño a los más débiles, no eran unos líderes totalmente alejados de la vida religiosa. Quizás por disciplina, por costumbre, por el qué dirán, y quizás por calmar su oscura conciencia y limpiar sus manos de sangre, “buscaban la dirección de Dios”, claro, a su manera. A través de sacrificios y adoración corrupta, querían buscar el favor de Dios. Pero la Biblia dice que Dios “no los escuchaba”, los ignoraba. Miqueas dice: “Entonces clamaréis a Jehová, y no os responderá; antes esconderá de vosotros su rostro en aquel tiempo, por cuanto hicisteis malvadas obras” (Miqueas 3:4). Dios no puede escuchar oraciones manchadas de sangre. Tampoco puede escuchar oraciones que no se arrepienten. Esa es una ofensa a Dios, buscarlo sin arrepentimiento. Si deseas que tu oración sea escuchada, debes arrepentirte.
3. USTEDES SOLO CREEN LO QUE LES CONVIENE. Finalmente, Israel demuestra que, aunque vengan profetas de Dios a decirle que deben cambiar, deben buscar verdaderamente a Dios, ellos simplemente no estarían dispuestos a hacer cambios. Pero, preferían creer y vivir una ilusión, una realidad ficticia en donde Dios sí está de acuerdo con sus acciones. ¿Cómo así? A través de los falsos profetas, esos que siempre hubieron, hay, y habrán. Aquellos que hablan lo que los “poderosos quieren escuchar”, aquellos que “por un poco de dinero” son capaces de mentir y decir que no pasa nada, que todo estará bien. Y que no hay que hacer ningún cambio. Eso profetas falsos siempre existieron. Pero Miqueas les hace un contraste bien marcado: “Mas yo estoy lleno de poder del Espíritu de Jehová, y de juicio y de fuerza, para denunciar a Jacob su rebelión, y a Israel su pecado” (Miqueas 3:8). Los falsos profetas serán avergonzados algún día. Pero el profeta de Dios siempre habla la verdad y lo hace porque está lleno del poder del Espíritu Santo. Alabado sea Dios por aquellos que siempre dicen: ESCRITO ESTÁ.
Pues bien, esa era la realidad del pueblo de Israel, pero ellos son historia que debe enseñarnos lecciones a nosotros. ¿Cómo estamos nosotros? ¿Amamos lo malo y aborrecemos lo bueno? ¿Buscamos a Dios sin arrepentido? ¿Nos gustan mensajes positivos, halagüeños que apoyan nuestras acciones perversas y cuando alguien nos dice que estamos mal, simplemente los “bloqueamos”? Si esto es así, debes saber que necesitamos más y más de Dios. Siempre lo digo, estás vivo, y mientras estás vivo, hay esperanza para hacer las cosas bien. ¡No lo olvides! ¡Dios quiere tu felicidad! Y eso será posible únicamente cuando estés a cuentas con Él. No sabes lo maravilloso que es eso, poder dormir con la conciencia tranquila, en paz; y amanecer dando gracias a Dios porque te permite vivir para darle gloria.
¡Feliz día!
Pr. Heyssen Cordero Maraví
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