viernes, 12 de marzo de 2021

UN LLAMADO RADICAL: DE PASTOR DE OVEJAS A PASTOR DE HOMBRES - AMÓS 1:1


El mensaje de hoy tiene que ver con el llamado del profeta Amós: “Las palabras de Amós, que fue uno de los pastores de Tecoa, que profetizó acerca de Israel en días de Uzías rey de Judá y en días de Jeroboam hijo de Joás, rey de Israel, dos años antes del terremoto” (1:1). En el libro de Amós, sus profecías tenían principalmente la intención de amonestar a los pueblos vecinos de Israel, especialmente a aquellos que habían sido piedra de tropiezo para el pueblo de Dios. Entre ellas, contra:


Damasco, capital de Siria (1:3-5).

Gaza, una ciudad filistea (1:6-8).

Tiro, ciudad de Lebanón (1: 9-10).

Edom, descendientes de Esaú (1:11-12).

Amón; vecinos del oeste (1:13-15).


En todos los casos denuncia tres pecados de cada pueblo enemigo, y les recuerda un cuarto pecado que es como la copa que rebasó. ¿Qué significa esta fórmula de tres pecados más uno? “Esta formula” introducida a la declaración de Dios de su juicio contra cada nación no significa que las ciudades solo cometieron tres pecados, y que después Dios pensó en otro; sencillamente significa que había pecados y pecados y más pecados” (David Guzik). Claramente hay motivos más que suficientes para juzgar a estos pueblos que eran enemigos del pueblo de Dios. 


Sin embargo, en un juicio de Dios no hay injusticias. Los juicios de Dios son perfectos. Jamás podría juzgar sin antes alertarles, amonestarles a fin de que vuelvan de sus malos caminos. ¿Lo hará Dios? ¿Bajaría Dios a tomar su megáfono pueblo por pueblo para darles sus mensajes? No, Dios tenía un plan misionero, el mismo que siempre tuvo y lo tiene hasta hoy: LLAMA A HOMBRES Y MUJERES VALIENTES PARA SER EVANGELISTAS, para Su pueblo, y para las naciones. Por eso se utiliza la palabra “PROFETIZAR” que significa ANUNCIAR, PREDICAR, PROCLAMAR, TRANSMITIR, COMUNICAR la PALABRA DE DIOS O SU VOLUNTAD. 


En esa línea, Dios llamó a un sencillo hombre de Tecoa, un pequeño pueblito a 16 kilómetros de Jerusalén. De ese lugar, insignificante a los ojos de los hombres pero grande para los ojos de Dios. Amós (su nombre significa: “el que carga o el que lleva una carga”), era un pastor de ovejas, un trabajo sencillo que no anunciaba una profesión privilegiada en esos tiempos, sino quizás una de las más bajas. ¿Te imaginas? Lo llamó así como a David de entre las ovejas de sus prados. Y es que Dios no mira lo externo, sino el corazón (1 Samuel 16:7). 


Los caminos del Señor son muchas veces extraños, raros, incomprensibles a la mente humana. ¿Cómo es posible que habiendo tanta gente capacitada, preparada y educada en el primer advenimiento de Jesús, sus discípulos hayan sido hombres “comunes y simples”? Quizás no podamos entenderlo fácil, pero las palabras de Jesús nos ayuden a entender mejor: “Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque ocultaste estas cosas a sabios e inteligentes, y las revelaste a los niños” (Mateo 11:25). Y es que no se tratan de títulos, maestrías y doctorados, sino de cuán dispuesto esté nuestro corazón a seguir la dirección de Dios. Porque ser discípulo de Jesús implica ser SEGUIR LOS PASOS DE JESÚS. 


Y Amós, así como Pedro años más tarde se convirtió en un “pescador de hombres”, ahora, Amós recibe un llamado radical: “DE PASTOR DE OVEJAS A PASTOR DE NACIONES”. ¿Es en serio? ¡Claro! ¡Por supuesto que sí! Porque Dios no mira lo externo, Dios no mira lo superficial, Dios mira tu corazón dispuesto, obediente, fiel y sobre todo dependiente de Dios. 


Algunas veces, cuando me veo al espejo de la vida, miro mi vida y suelo preguntarme, ¿qué es lo que Dios vio en mí para llamarme como pastor? De un barrio, un asentamiento humano en una provincia al interior del Perú Él me llamó para ser un predicador, un pastor para muchas personas. El hecho de que leas esto, es parte de un ministerio evangelístico. ¿Hay algo bueno en mí? Quizás tenga problemas para responder. No lo hay, hay cientos de miles de hombres con más presencia, más inteligentes y de buena oratoria, un liderazgo extraordinario y dotes de gente espectaculares... pero Dios me llamó a mí. Y no solo a mí, sino también a ti. No por lo que eres sino por lo que puedes llegar a ser si te pones en las manos de Dios cada día para decirle: “HEME AQUÍ SEÑOR, ÚSAME”. 


¿De dónde te llamó Dios? Solo tú sabes la respuesta. Dios te llama ahora para profetizar (literalmente significa: ANUNCIAR, COMUNICAR, TRANSMITIR LA PALABRA DE DIOS), ese es evangelismo puro. ¿Qué tal? ¿Aceptas el llamado? ¿Renuevas tu compromiso con Dios? ¡Amén! 


¡Feliz día!


Pr. Heyssen Cordero Maraví 


#rpSp #PrimeroDios #MensajesDeEsperanza

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