Uno de los textos más conocidos en el libro de Marcos es el versículo 16 que declara: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado”. Claramente el texto presenta la importancia del bautismo, un paso importante en la vida del cristiano. Pero, ¿qué es el bautismo? ¿cuán importante es en la vida del cristiano?
Cuando conocí la fe adventista, y me enamoré de Jesús y el evangelio, me dijeron que debía ser bautizado. “Yo ya soy bautizado” - le dije a mi instructor bíblico - “Yo no deseo ser bautizado dos veces, no es un juego”. A lo que el instructor bíblico que me enseñaba dijo: “Heyssen, no te preocupes, si ya fuiste bautizado como la Biblia enseña no tienes que bautizarte una segunda vez. Pero si no fuiste bautizado según la Biblia, entonces debes aceptar el bautismo bíblico”.
En sus palabras, el sencillo hermano, me explicó que el bautismo según la Biblia tenía cinco características:
1. Debes arrepentirte (Hechos 2:38).
2. Debes haber aprendido de la Biblia (Mateo 28:19,20).
3. Debes creer en Jesús (Marcos 16:16).
4. Debe ser por inmersión (Romanos 6:3,4).
5. Debe ser el inicio de n nueva vida (2 Corintios 5:17).
Mientras el hermano me explicaba cada uno de las 5 características del bautismo bíblico, recordaba mi bautismo de niño en la Iglesia Matriz “Santa Fe de Jauja”, una catedral católica en la misma plaza central de la ciudad. Yo tenía 6 años, cuando el sacerdote católico me echó un poco de agua en mi cabeza. A pesar de mis 6 años no entendí porqué lo hacía, solo que de ahí en adelante tuve “mi padrino”. No me arrepentí de mis pecados aquél día. No viví una nueva vida en Cristo. No fue por inmersión como Jesús en el Jordán. Así fue que acepte ser bautizado como la Biblia enseña.
El 10 de noviembre del 2001 fui bautizado en las aguas del Lago Yarinacocha, un sábado de mañana. Fue de mucha bendición. Creí en Jesús y no dudé más, le entregué mi vida hasta hoy. No fue una decisión fácil como no lo fue para nadie. Yo era un jovencito de 17 años. Y hoy, después casi 20 años, no hago sino agradecer a Dios porque me llamó , y usó a muchas personas para tomar esta decisión, la mejor decisión de mi vida.
El que creyera y fuere bautizado. Este es un paso importante en la caminata de la fe. ¿Por qué no agradecer a Dios porque un día nos llamó a través del Espíritu Santo en nuestros corazones? ¡Gracias Señor por llamarme! ¡Gracias porque mi duro corazón se doblegó por tu amor y el poder del Espíritu Santo!
Marcos registra las palabras de Cristo: “Finalmente se apareció a los once mismos, estando ellos sentados a la mesa, y les reprochó su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado. Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado” (Marcos 16:14-16). Podemos notar que las últimas palabras de Jesús a sus discípulos, fue darles la gran comisión: PREDICAR EL EVANGELIO. Así, cuando se predique el evangelio habrán bautismos. Los bautismos son consecuencia de la predicación del evangelio y las decisiones de cada persona al creer en Cristo, y esto es por acción del Espíritu Santo. ¿Amén?
Si tú ya fuiste bautizado, ahora corresponde trabajar por los que aún no deciden por Jesús, ¿cómo? Predicándoles el evangelio para que ellos crean y sean bautizados. Dios te usará grandemente. Vamos juntos y #CONECTADOS🔌
Feliz día.
Pr. Heyssen J. Cordero Maraví
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