jueves, 30 de junio de 2022

JESÚS TOMÓ PRESTADO ESTABLO, BARCA, POLLINO, SEPULCRO Y DEMÁS, ¿TÚ LE HABRÍAS PRESTADO ? - DEUTERONOMIO 15



“Cuando haya en medio de ti menesteroso de alguno de tus hermanos en alguna de tus ciudades, en la tierra que Jehová tu Dios te da, no endurecerás tu corazón, ni cerrarás tu mano contra tu hermano pobre” (Deuteronomio 15:7).

Dios se preocupa y vela por todos sus hijos, también por las poblaciones vulnerables. El capítulo 15 hace un recordatorio una vez más de cuán importante es entender que un pueblo santo como Israel también soluciona el tema de las deudas, esclavitud y demás de un modo diferente. Debemos recordar que ellos están a puertas de Canaán, y necesitan entender que en la “tierra prometida” debían vivir según los estatutos de Dios, y en ese sentido, a sabiendas debían hacer los préstamos, comprar o tener esclavos, atender a las viudas y huérfanos, etc.


Entre todos los consejos que Dios da, me quedo con el versículo 7: “Cuando haya en medio de ti menesteroso de alguno de tus hermanos en alguna de tus ciudades, en la tierra que Jehová tu Dios te da, no endurecerás tu corazón, ni cerrarás tu mano contra tu hermano pobre”. Y es que el corazón del ser humano es cruel, duro. ¿Por qué lo decía? Porque muchos, viendo qué se acercaba el año “sabático” o el año séptimo podrían no querer prestar el dinero a los pobres. Dios les dice: “Guárdate de tener en tu corazón pensamiento perverso, diciendo: Cerca está el año séptimo, el de la remisión, y mires con malos ojos a tu hermano menesteroso para no darle; porque él podrá clamar contra ti a Jehová, y se te contará por pecado” (Deuteronomio 15:9). 


Si el pueblo de Israel quería morar en Canaán, debía saber que en la tierra prometida el espíritu de egoísmo, de avaricia debía ser desterrado de todo corazón. Sin embargo, había una razón más profunda de la importancia de prestar. 


¿Por qué Dios tenía una consideración especial por los pobres? Por una razón muy grande. Jesús no vino a este mundo a través de una familia adinerada, dueña de bancos o de enormes tierras, no. Jesús nació de una mujer pobre. Jesús tomó prestado un establo, un pollino, una barca, un sepulcro, entre otras cosas más. Jesús siendo el dueño de universo entero, pidió prestado. ¿Te imaginas cuán importante es que podamos prestar? Finalmente, Jesús nos prestó, se entregó por cada uno de nosotros, para que podamos ser salvos. 


Ahora, alguno puede creer que por lo expuesto líneas arriba, estamos con el derecho de pedir prestado a diestra y siniestra, y no devolver. No. Debemos también ser responsables en devolver, cumplir el acuerdo, la palabra. Y es que es por actitudes de algunos, morosos, que no son responsables en cumplir sus obligaciones que muchos no quieren prestar. 


Si Dios te ha dado bendiciones, y estás en la capacidad de ayudar, prestar al pobre. Ora a Dios. Que Dios te de sabiduría para prestar a quien lo necesita. Y si tú eres pobre, o en algún momento necesitas y eres ayudado, también de responsable y devuelve cómo quedaste. Si no es fácil, esfuérzate y haz todo lo que esté a tu alcance, pues, así la cadena de ayuda crecerá. 


Que Dios te bendiga.


Pr. Heyssen Cordero Maraví 


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