“Moraba Israel en Sitim; y el pueblo empezó a fornicar con las hijas de Moab, las cuales invitaban al pueblo a los sacrificios de sus dioses; y el pueblo comió, y se inclinó a sus dioses” (Números 25:1, 2).
Este es uno de los episodios más tristes del pueblo de Israel en el desierto. En un solo día murieron 24 mil israelitas por haber fornicado con las mujeres de Moab y haberse postrado ante Baal - Peor, una “deidad” moabita. Sin embargo, la caída del pueblo de Dios no fue casualidad. Todo empezó con Balaam, pues fue quien aconsejó a Balac este plan (Números 31:16). Y es que no pudiendo maldecir a Israel, buscó otra manera de hacer que el pueblo de Dios caiga, hicieron uso de comida sacrificada a éstos dioses falsos y participaron en las orgías sexuales que eran comunes a ese tipo de culto (Apocalipsis 2:14). A través del sexo y la idolatría, ambos pecados, abominables a Dios, lograron su objetivo.
Las victorias del cristiano son cada día. Si hoy venciste las tentaciones, esa victoria es por hoy. Mañana habrá una nueva batalla, y esa será una nueva historia. No te confíes si has vencido hoy, ayer, antes de ayer… cada día es una batalla diferente.
En el libro apócrifo Antigüedades Bíblicas de Filón, se cuenta una tradición que bien podría calzar con el capítulo de hoy: “Entonces le propuso Balaam: Ven, veamos qué puedes hacerles. Elige unas cuantas mujeres hermosas entre las que están entre vosotros y en Madián y ponlas ante ellos desnudas y adornadas de oro y piedras preciosas. Cuando las vean y se acuesten con ellas, pecarán contra su Señor y caerán en vuestras manos. De otro modo no te será posible vencerlos” (Diccionario de la Biblia Cristiana). ¿Qué tal?
Así se hizo y como consecuencia, el furor de Jehová se encendió contra Israel. Se ordenó colgar a los que se habían juntado con este dios. Después de un día desenfrenado, vino una mortandad al pueblo por la cual murieron unas veinticuatro mil personas (Números 25:1-15). Triste, pero real.
Una de las cosas de la que podemos estar seguros, respecto al enemigo, es su capacidad de perseverancia. El enemigo no desistirá jamás en su propósito de destruir a la iglesia, a tu familia, a ti mismo. Si no puede de forma directa, lo hará por otros medios. Y él sabe “de qué pie cojeamos”, y por eso nos pondrá tentaciones a nuestra medida. Satanás está como león rugiente buscando a quién devorar, y no se dará por vencido fácilmente. Tristemente esta vez usó a un profeta, un siervo de Dios con intereses sumamente humanos, que se dejó seducir por el dinero, el poder. Balaam fue un instrumento del enemigo, reveló un plan detallado para que el pueblo de Dios sea destruido. ¡24 mil personas murieron! ¡Terrible!
Hoy es un nuevo día. Tengo una noticia mala, y otra buena. La mala es que Satanás quiere destruirnos sí o sí, y no descansará hasta lograr su objetivo. Sino puede por un lado lo hará por otro y otro, y cada día serás tentado de una y mil formas. La buena noticia es que Dios estará con nosotros, cada día, esa es su promesa. Por lo tanto, aferrémonos cada día de Él, de su mano poderosa. Solos no podemos, solos solos incapaces de luchar, de triunfar. Necesitamos de Jesús. ¿Amén? ¿Sientes que vas a caer en cualquier momento? ¿Sientes que no puedes más? Y quizás ya has caído, en el nombre de Jesús, levántate, Dios te da una nueva oportunidad, ¿y sabes porqué te digo esto? Porque el hecho de que estés leyendo este mensaje de Esperanza es sinónimo de que Dios te da una nueva oportunidad. Ánimo en el Señor.
Feliz día.
Pr. Heyssen Cordero Maraví
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