miércoles, 29 de junio de 2022

SOMOS HIJOS DE DIOS - DEUTERONOMIO 14



“Hijos sois de Jehová vuestro Dios; no os sajaréis, ni os raparéis a causa de muerto. Porque eres pueblo santo a Jehová tu Dios, y Jehová te ha escogido para que le seas un pueblo único de entre todos los pueblos que están sobre la tierra” (Deuteronomio 14:1-2). 

Ser el pueblo de Dios, significaba un privilegio y una gran responsabilidad. Es decir, fuimos apartados y escogidos  para ser únicos. Es decir, no podemos vivir como los demás.


1. SOMOS HIJOS DE DIOS. El texto inicia diciendo: “HIJOS SOIS DE JEHOVÁ”. Acá está la mayor muestra de la relación que Dios desea tener con sus hijos, con su pueblo, con nosotros: PADRE E HIJOS. Esa relación no es gratis ni superficial, tiene que ver con intimidad, como la relación que tiene un padre y un hijo.


2. SOMOS PUEBLO DE DIOS. Por otro lado, también dice que “NO SAJARÉIS, NI OS RAPARÉIS POR CAUSA DE MUERTO”. Este texto es realmente revelador. Los pueblos aledaños a Israel tenían por costumbre hacerse cortes (para dejar cicatrices) y raparse la cabeza para mostrar duelo, como una señal de luto, etc. Sin embargo, Dios le dice a los israelitas que no deben seguir las costumbres de los cananeos. Si somos hijos de Dios debemos vivir según las leyes del cielo, y no según las leyes y costumbres de este mundo.


3. SOMOS PUEBLO SANTO. Una vez más la palabra hebrea qodesh se hace presente en la caminata rumbo a Canaán. Esta palabra tiene que ver con santidad, estar separado para un uso especial. Dios nos dice que somos separados. Podemos estar en este mundo pero no somos de este mundo (Juan 17:16). Pablo diría: “Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne” (2 Corintios 10:3). Dios es Santo y espera un pueblo santo.


4. SOMOS PUEBLO ÚNICO. El pueblo de Israel era un tesoro especial para Dios, era único entre todos los demás pueblos. En Jesús, también nosotros somos un tesoro especial para Dios: “somos su herencia” (Efesios 1:18). Finalmente, de entre todos los pueblos que están sobre la tierra: Cada uno de estos gloriosos privilegios conllevaba una responsabilidad especial. Si Dios consideraba a Israel como algo especial entre las naciones, ellos tenían que comportarse como algo especial entre las naciones.


5. SOMOS PUEBLO MISIONERO. Ser el único pueblo de Dios podría parecer engreído y motivo de orgullo y soberbia, sin embargo, este pueblo santo, apartado, escogido y único tenía un objetivo: SER LUZ A LAS NACIONES. Es decir, sería el pueblo escogido para mostrar el amor y la gloria de Dios. Este papel misionero era la razón de su constitución. Dios no llamó un pueblo para solo “engreírlo”, “consentirlo” y “bendecirlo” de manera caprichosa, no. Dios los llamó para ser luz en medio de tinieblas.


Pedro escribió: “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” (1 Pedro 2:9). Lo que Dios demandó de Israel, hoy demanda de cada uno de nosotros. ¿Amén? Todos los principios que Dios esperaba de sus hijos también lo  espera de ti y de mí.


Feliz día. 


Pr. Heyssen Cordero Maraví 


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