“Pero no arrojaron al cananeo que habitaba en Gezer; antes quedó el cananeo en medio de Efraín, hasta hoy, y fue tributario” (Josué 16:10).
Las decisiones que van en contra de lo que Dios nos ha dicho claramente, muchas veces pueden ser motivadas por nuestros sentimientos, gustos, o cualquier otro tipo de intereses. En el caso de la tribu de Efraín, tal parece que fue motivada por lo económico y financiero. El texto dice que no “destruyeron” ni “echaron” a los habitantes de Gezer, sino que los los sometieron y fueron sus tributarios. Dinero fácil.
Si uno lee la historia de la tribu de Efraín, fue esta una de las causas del porqué tanta idolatría y corrupción en tiempos de los jueces y posteriormente. Pudiendo derrotarlos por completo prefirieron las riquezas y la comodidad, antes que hacer la voluntad de Dios.
Tristemente las decisiones que tomaron los efrainitas trajeron consecuencias terribles en el futuro. No podemos olvidarnos que todas nuestras acciones y decisiones tienen consecuencias. Y no importa cuánto tiempo pase, en corto, mediano o largo plazo, siempre se nos pasará factura. Alguien dijo que el pecado es como una tarjeta de crédito, DISFRUTE HOY, PAGA MAÑANA, y con intereses.
Seamos obedientes a la Palabra de Dios y no nos dejemos seducir por el pecado, por el placer ni por lo fácil de la vida.
Feliz día.
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